No cabe duda de que para llevar un estilo de vida saludable es necesario mantener una alimentación equilibrada, rica en vitaminas y nutrientes… Y eso, los adultos lo tenemos bastante claro, pero qué pasa con los niños… ¿Controlamos todo lo que comen nuestros hijos?
Desde el momento en el que nacen, hay que tener especial cuidado con la calidad de su alimentación, que será la base principal para su desarrollo físico y emocional.
Precisamente, una de las maneras de vigilar su nutrición en los primeros años de vida es incluyendo a su dieta la ingesta de productos ecológicos.
Con ello se incrementará el consumo de vitaminas, proteínas, azúcares naturales y minerales, además de ayudarles a reducir la proporción de grasas procedentes de carne animal.
Primeros bocados de naturalidad
Más ingredientes naturales, sin añadidos artificiales, menor porcentaje de materia grasa y, sobre todo, un sabor más auténtico y de calidad. Esas son, en resumidas cuentas, las principales ventajas de elegir alimentos infantiles ecológicos frente a los convencionales.
Se acabó el tener que realizar en casa purés y papillas para asegurarse de que los ingredientes que, finalmente, se llevarán a la boca los bebés no llevan aditivos, pesticidas o conservantes y que son certificados ecológicos.
Además, es fundamental saber que los alimentos ecológicos disminuyen los riesgos de alergias, que suelen ser más comunes cuando se consumen productos procesados.
En la variedad está el gusto
Además de los básicos como cereales, legumbres, frutas y verduras también entran en juego en la alimentación infantil otros productos como galletas, zumos, dulces para la merienda, panes, cereales de desayuno, potitos o papillas (..) Éstos consiguen cubrir las necesidades de los pequeños durante y después de la lactancia materna.
Por ejemplo, ¿por qué deberíamos elegir una leche en polvo ecológica frente a la convencional?
Porque, aparte de ser rica en minerales y ácidos grasos esenciales, nos aseguramos de que la ingesta de leche durante los primeros meses de vida -en caso de que la materna sea insuficiente o inexistente- sea de la mayor calidad posible.
Esto se debe a que están elaboradas con leche de cabras o vacas criadas según los principios de agricultura ecológica, es decir, alimentadas a base de pastos sin consumir ningún tratamiento preventivo.
No en vano, lo ecológico no sólo se ciñe a la alimentación, sino que también existen otros productos que velan por el cuidado y bienestar natural de los más pequeños.
Un ejemplo claro es el de los pañales ecológicos o el almidón de arroz para bebés 100% vegetal, que es utilizado durante el baño o después (en lugar de polvos de talco) para cuidar la piel y ofrecer un efecto calmante y suavizante.
Criando consumidores responsables
Sin duda, cada vez son más los padres ‘no ecológicos’ que optan por este tipo de alimentos porque son conscientes de que el organismo del bebé es frágil y no es capaz de degradar eficazmente los tóxicos que pueden llegar con los productos convencionales.
Por otro lado, el consumo de productos ecológicos desde la ‘cuna’ también influirá en la educación de los más pequeños, dado que se estará potenciando un modelo de desarrollo sostenible que protege el medio ambiente y que también se proyectará en sus futuros hábitos de vida.
Recuerda que…
Desde su apertura, Oh!MyBio ha promocionado a través de sus supermercados el valor del consumo de productos ecológicos desde la infancia a través de numerosas referencias que van dirigidas a cubrir las necesidades alimentarias y cosméticas de una forma natural.
En cualquiera de nuestros establecimientos podrás encontrar una interesante variedad de marcas ecológicas (Babybio, Pingo, Bimbo o Sinea…) y pedir toda la información que requieras sobre las cualidades de cada uno de los productos de estas gamas, que debido a su certificación garantizan la fiabilidad y la trazabilidad máxima. ¡Porque con la alimentación de un niño no se juega!