La gastronomía está de moda y, en gran parte, debido a la gran popularidad que han alcanzado en los últimos años los programas televisivos de cocina, especialmente los ‘reality’ show.
Gracias a ellos, hemos normalizado conceptos como ‘esferificación’, ‘elaborar un plato a baja temperatura’, ‘Superalimentos’ o el asunto que nos trae hoy aquí: cocinar con flores.
Equivocadamente, solemos pensar que el uso de las flores en cualquier plato es algo innovador y vanguardista. Sin embargo, es una tradición que hemos heredado de las antiguas civilizaciones, que ya empleaban estos productos naturales para darle sabor y atractivos matices a alimentos, vinos y licores.
Pero, ¿las flores son solo para decorar o también se comen?
No cabe duda que los pétalos y las flores estimulan los sentidos, pero no todas se pueden ingerir. En diversos países de Oriente, se usan desde tiempos antiquísimos las flores de rosa, del naranjo y el limón como condimento de deliciosos platos y como ingrediente de confituras.
Por su parte, en los países bañados por el mar Mediterráneo se conoce más el uso culinario de las flores de calabaza y calabacín, bien de primer plato como de guarnición, rellenas, fritas, etc. Y, la cultura gastronómica mexicana siempre ha destacado por los manjares de flores, aunque con el tiempo se ha ido perdiendo.
Lo que debes saber sobre las flores comestibles
Para saber elegir las flores que podemos incluir en nuestro recetario hay que tener en cuenta una serie de consejos:
– Las más conocidas son las rosas y las flores amarillas de las calabazas, pero también se pueden preparar buenos platillos con amapolas, claveles, azahares crisantemos, malvas, pensamientos, jazmín, gladiolos, salvia o violetas, entre tantas otras. Lo recomendable es consumir sólo las flores bien identificadas y de procedencia segura.
– Por supuesto, las flores de la floristería no son las más indicadas para su uso en la cocina, porque para mantenerlas frescas suelen añadir al agua algún tipo de conservante que puede resultar perjudicial para la salud. Por ello, se están promoviendo como comestibles sólo aquellas flores cultivadas orgánicamente.
– La mayor parte de las flores se pueden conservar en el frigorífico y aguantan frescas y en perfecto estado durante la semana.
– Lava las flores con agua fresca y sin arrugar los pétalos. Y, después, escúrrelas y sécalas con delicadeza.
– Algunas flores se pueden secar para usar fuera de temporada, como la lavanda, el brezo o las rosas.
– Procura que las flores realcen el sabor del alimento principal y que no lo enmascaren.
¿Nunca has elaborado un plato con flores? Pues estate atento a nuestro blog en los próximos días y descubre algunas de las recetas más sencillas que ya estamos cocinando…